El último flyer de difusión que lanzó Noralía Villafañe por su show de anoche en la Casa del Bicentenario de Yerba Buena expresaba una dura realidad en su convocatoria: “último recital con público presente hasta nuevo aviso”. De un modo similar se anunciaba la función despedida de la obra “La denuncia” (también anoche) en la sala municipal Rosita Ávila, con la consigna “tu última salida hacela disfrutando teatro tucumano”.

El cierre de espacios artistícos y culturales vuelve a impactar de lleno una actividad que venía cumpliendo estrictamente con todos los protocolos sanitarios y que no se presentaba como foco de contagios. En los teatros, tanto oficiales como independientes, había control de temperatura, alcohol en gel, distanciamiento y uso permanente de barbijos; y en los restobares con shows o los cines sólo se permitía el retiro del cubreboca para la ingesta de comida y bebida, pero con las otras medidas presentes. Y muchas de estas actividades se hacían al aire libre, aprovechando el clima benigno de la provincia.

El nuevo decreto presidencial de confinamiento estricto y su adhesión provincial golpea de lleno una de las actividades que tuvo el parate más largo desde que comenzó la pandemia.

A principios de este año volvieron las funciones presenciales de teatro y música en la mayoría de los espacios, y las proyecciones de película lo hicieron en marzo. Las restricciones horarias implementadas semanas atrás ya afectaron a bares y peñas, que levantaron shows; y ahora el cierre total complica aún más su panorama.

A diferencia de otras decisiones, los responsables de los espacios y los artistas coinciden en comprender y avalar la resolución adoptada según el relevamiento de LA GACETA, pese al perjuicio individual, aunque insisten en la necesidad de que se acote a sólo los nueve días anunciados. Aún así, hay dudas acerca de si económicamente podrán mantenerse a futuro y cuánto tiempo demorarán en volver a conseguir el fluir de público que estaban logrando.

Las salas de cine son un ejemplo. Ayer a las 10, antes de que se publicase el DNU presidencial, los complejos Atlas anunciaron que reabrirán el lunes 31. “La esperanza es que sea por el tiempo anunciado solamente, pero es difícil de creer por todo lo que viene pasando. La medida de parar todo está buena ante la situación que se atraviesa; si se cumple con el plazo, podremos aguantar, pero si se prolonga deberemos solicitar ayudas adicionales especiales. La gente estaba respondiendo muy bien a los estrenos que se lanzaron, con buena aceptación dentro de las restricciones”, afirmó su dueño, Roberto Abdenur.

El empresario destacó que el sector “tuvo mucha paciencia, convencido de que la situación sanitaria está por encima de todo, y al haberse descontrolado se comprende la paralización de toda actividad, por más lamentable que sea”.

Las peñas habían sentido fuertemente las consecuencias de la restricción horaria de funcionamiento hasta las 23, e incluso muchas habían acotado su cartelera sólo para los mediodías de los fines de semana, como La Casa de Yamil o El Alto de la Lechuza. Malparida, ubicada en Catamarca y Corrientes, subsiste con el servicio de delivery de comidas, pero su responsable, Gustavo Suárez, no sabe hasta cuándo: “la incertidumbre es tremenda, no sabemos dónde estamos parados desde el año pasado y encima aumentó el monto del alquiler un 40%. Tuvimos que levantar funciones con artistas importantes y los mismos músicos están atravesados por la duda”.

Esa mirada es compartida por Marcelo Negrex Delgado, quien esta noche debía actuar en el Puerto Cultural Libertad, en un recital auspiciado por el programa Reactivar Escenas del Instituto Nacional de la Música que ahora quedó diferido. “La suspensión me pega en el medio del corazón, estaba con muchas ganas de tocar. A menudo tengo un plan de contingencia con actividades alternativas que me van ayudando en este estado, pero no hay como tocar en vivo. Esperaba que se tomen medidas de un momento a otro, porque nada indica que la situación mejore los músicos no estamos organizándonos para pedir nada específico por ahora”, afirmó.

La paralización de la agenda alcanza a actividades como la prevista para el domingo en La Coupole de Yerba Buena, en beneficio de Onna Ezquinazi, quien necesita un trasplante cloquear. “Los músicos populares tucumanos somos solidarios y siempre estamos presentes en estos eventos, dando todo sin esperar nada a cambio”, resalta Delgado.

El tanguero Grillo Córdoba lanzó hace menos de dos meses el restobar Santa Marta en Yerba Buena, donde programa shows musicales de distintos géneros. “El perjuicio en casos como el mío será muy grande, ya que fundamentalmente somos un espacio gastronómico artístico nocturno, pero la realidad es que la situación está muy fea y en definitiva se debe a la irresponsabilidad de la sociedad, con boliches disfrazados de bar y fiestas clandestinas sin ningún tipo de control”. “No conozco casos de contagios en restaurantes que cuidan el protocolo, pero la situación nos está llevando puestos y habrá que seguir remándola. Yo tengo que cerrar absolutamente porque al ser nuevo, el delivery no está difundido y me insumiría más costos que beneficios”, explica.